De repente sentí cómo el universo sabía de mi existencia, y cómo la tierra se movía, y cómo algo tan hermoso podía pasar desapercibido para el resto del mundo.
Yo podía ver más allá. De ti, de todo.
Mis sentidos se bloquearon en ese mismo instante. Tanta belleza me abrumaba.
Podía sentir el latir de tus poros, podía oír la velocidad de tu sangre en tus venas, y contar los segundo entre latido y latido de tu corazón.
Pude ver cómo rozabas el aire. Tu silueta dejaba una leve marca en el universo y nadie lo notaba, solo yo.
Me sentí afortunado por un instante. Había contemplado algo tan majestuoso... Las lágrimas invadieron mis mejillas.
Como podía existir algo tan delicado, exquisito y hermoso en el mundo.
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