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jueves, 21 de marzo de 2013

The Genius Of The Crowd

Desear.
Desear con la mayor fuerza.
Desear la muerte
Desear amar la muerte
Desear amar el único momento
el único suspiro
el único aliento ,
que nos queda de vida.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Antojos

Antojo de piel y suciedad,
de manos, de asco.
De dientes podridos,
de tabaco y ginebra.
De algo y de nada,
de ti y de todo.
De mí y de nada.

Antojo de palabras
de ganas, de sexo.
De llantos ahogados,
de sílabas planas.
De gritos llenos
de palabras vacías
de lenguas cortas.

Antojo de esto,
de piel muerta
de poros vacíos
de adioses eternos
Tener antojo de ti es nada.


martes, 12 de marzo de 2013

J III.

J tenía media melena, y color rojizo. Parecía una sirenita mod. 
Así la llamada yo, mi sirenita mod. Ella me decía que me callara, que le daba vergüenza, y que delante de la gente solo la llamara J.
En realidad era muy borde, arisca, tosca, áspera, ruda, agreste, bravía, huraña y todos los sinónimos de borde que he encontrado en el diccionario.
Pero luego era cariñosa hasta decir basta, incluso pesada.
Recuerdo que cuando murió su gato Ronald, estuvo pegada a mí como una lapa durante dos semanas. No me la podía quitar de encima, me llamaba cada cinco minutos. Al final le tuve que decir que no me dejara un poco de espacio. Dejó de hablarme durante 14 días y  5 horas.

Era una buena estudiante, al menos de las materias que le gustaban: dibujo y física.
Nunca entendí su animadversión hacia la literatura. Un día leí en secreto su diario mientras se encontraba en el baño y comprobé que escribía bastante bien. ponía todas las comas, tildes y mayúsculas. Así que intenté persuadirla para que reorientara su objeto de deseo hacia las hermosas letras, pero nada.
Quería ser física y pintora de arte abstracto. En mi opinión, una chorrada; lo de pintora, no lo de física.
Tenía millones de láminas de pintores abstractos americanos, ingleses, españoles o húngaros. 
Eran terriblemente horripilantes. Cuando tocaba Día de enseñar las nuevas láminas que me he comprado, mi mente estaba en otro lugar muy distinto. Me imaginaba la primera vez que lo hicimos. Sus labios sabor fresa, su pelo de sirena y sus manos ásperas con padrastros pero que olían a melocotón.

Qué me gustaba de J. era aún un asunto sobre el que tenía que reflexionar y hacer hincapié en mis meditaciones nocturnas.
Si J. no hubiera sido J. probablemente nunca me habría fijado en ella.

A veces tenía momentos de debilidad cuando pensaba en ella. A solas, claro. Cuando me pasaba cuando estaba con ella, me soltaba un puñetazo en el brazo y me decía que era más pasteloso que una abuela que está a punto de morir.
¿Veis?, bastante cruel.
Pero, no sé, estaba completa y absolutamente enamorado. Era como una sensación de calor, como si el mundo no me sostuviera, sino que era ella quién lo hacía; y de un momento a otro veía que podría pegarme un buen golpe contra el suelo...
J. era impredecible.
Era magnífica.

viernes, 1 de marzo de 2013

Hope your not alone


Corazón y vísceras
Aorta pensante
Lágrimas vivas
Palabras zombies
Dedos rotos
Huesos secos
Manos tibias
Letra aguda

Alma y llamas
Unión desunida
Arquitectos insanos
Vacío racional.