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domingo, 8 de septiembre de 2013

Capítulo I de una vida

De vez en cuando me dicen que tengo que estar muy mal de la cabeza porque no paro de escuchar música "para suicidarse", y que llevo camisetas de grupos horribles y de suicidarse como "Joy Division" o "Echo and the bunnymen".
Yo me río de todas esas mierdas, ¿sabes?. No se si a quién estoy escribiendo esto, o más bien, no sé si a quien está leyendo esto le mola este rollo oscuro-alternativo, pero qué cojones, TENÉIS que aprender a explorar nuevos mundos, nuevos sonidos, nuevos ritmos y nuevas tendencias.
Con esto no quiero decir que os droguéis (niños) ni nada de eso...o sí, no sé. Y con esto no quiero decir que yo me drogue, vamos, que ni me drogo ni no, esta información no creo que sea lo más absolutamente relevante, por el momento.

Se que todo esto suena muy oscuro, y por eso me dicen lo del rollo suicida. Por esto y porque cuando tenía quince años, me intenté tirar por el patio interior de mi edificio, pero porque estaba jugando con la Sony, y no leía el cartucho de juegos, entonces me empecé a poner nervioso y lo tiré con tanta ira que salió volando por la ventana,, y fue a caer encima de un edredón que tenía colgado la vecina de abajo.
En mi infinita sabiduría, en lugar de bajar al piso de la vecina de abajo y pedírselo, decidí (y repito, en mi infinita y superior sapiencia) asomarme por la ventana de mi habitación y balancearme para intentar cogerlo.
Bien, pues me caí y como resultado obtuve una pierna fracturada de arriba a abajo, uno morado y múltiples cortes en los brazos.
Claro, como llevaba días gritando en mi habitación (porque no podía pasarme las pantallas del juego), escuchando Joy Division a topo trapo y pareciendo un náufrago sin ningún tipo de conocimiento de la higiene humana; mis padres pensaron que era un suicida y que dejarme solo en la habitación, e incluso, dejarme vivir en el mismo espacio vital con ellos, sería un gran error. Así que decidieron mandarme a vivir con mis abuelos. Allí, mis tendencias suicidas hasta ahora no existentes si que empezaron a desarrollarse.

Lo único bueno que recuerdo de casa de mis abuelos es que tenían un tocadiscos, y muchos vinilos extraños. Ahí empecé a desarrollar un gusto peculiar por la música, y además, por la música peculiar.
Tenían también cientos de películas antiguas. The Mystery of Irma Vep dejó en mi una particular huella. Me enamoré de la china.

El tema drogas de verdad lo dejo para otro capítulo de la historia de mi supuesta vida suicida. Os dejaré juzgar por vosotros mismos.



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