8.

Mi vida se había tornado muy distinta desde que me dejó.
Había pasado el suficiente tiempo como para que me hubiese olvidado de todo. Estaba hecho una verdadera mierda por culpa de la bebida, pero qué cojones, ella era lo único que me hacía soportar esta mierda de vida.
Este mundo es una verdadera mierda. Mi trabajo era una mierda y mi jefe disfrutaba tocándome las pelotas todos los días.
Podía mandar todo al carajo en menos de un segundo.

Creo que una vez ví a Anne. Estaba sentada en el banco de un parque con un niño pequeño en sus brazos. No sé si ese bastardo sería suyo. Quizá. Su cuerpo no había desmejorado nada. Seguía teniendo esa larga melena rojo fuego y esa preciosa piel de porcelana. Durante un minuto la eché de menos. Quise volver a tocarla, volver a besar esos labios que me volvían loco... pero ya no era mía. Yo solo me había convertido en un pedazo de mierda, en una rata de alcantarilla que reptaba por las calles en busca de un poco de alcohol que llevarme a la boca. Ni siquiera llevaba ropa limpia. Tenía lavadora, pero mi existencia era demasiado triste como para preocuparme en lavarla.

Decidí no salir de mi agujero. Hundirme cada día más en él. Total, ahora ya nada me importaba.
Anne se había ido, yo tenía un trabajo que amargaba la existencia, no tenía familia, el médico me había dicho que si bebía una gota más, iba directo al hoyo y además estaba a punto de perder mi casa.
Así que, decidí irme.
Creo que he estado esperando este momento durante toda mi vida, jamás había tenido tantas ganas.
 Así que hice lo que mejor se me daba. Compré 5 botellas de vozka, me senté en mi sofá, de frente a la ventana y de espaldas a la puerta. Coloqué una banqueta enfrente y apoyé los pies.
Y esperé y esperé, y bebí y bebí.

Por fin........