Siento que la voz que solía acompañarme, ya no está.
Se fue y solo me dejó un gran vacío por respuesta.
Mis preguntas, mis porqués, mis motivos, mis caricias. Nada.
Ahora no estoy segura de si consigo ver algo más allá.
Solo reflejos del recuerdo más efímero que podría haber quedado.
Y son eso, reflejos. Momentos perecederos que ahora descansan en las rocas de tu alma.
¿Fuiste capaz de amarme? ¿Fuiste capaz de sentir el calor?
La fugacidad de un segundo ahora no es nada comparado con lo eterno de hace un tiempo, contigo.
Nada. Ahora ya nada es nada. Nada retorna al principio. Ya no hay principio. Solo final.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario